En el mundo de los negocios, a menudo se nos enseña que el éxito comienza con una idea brillante. Buscamos el «próximo gran invento», el plan de negocio perfecto o la estrategia disruptiva que nos hará millonarios. Pero Ed Catmull, cofundador de Pixar, desafía esta creencia con una de las frases más reveladoras sobre la innovación:
«Da una buena idea a un equipo mediocre y la estropeará. Da una idea mediocre a un gran equipo y o bien la mejorará o bien encontrará una mejor.»
Esta declaración no es una simple opinión; es la piedra angular de la cultura de Pixar, la empresa que nos ha regalado obras maestras como Toy Story, Buscando a Nemo e Intensa-Mente. Para ellos, una idea nunca es un producto final, es solo el punto de partida.
La anécdota de Toy Story 2: Cuando un buen equipo se vuelve mediocre
Tras el éxito rotundo de Toy Story, Pixar pasó a trabajar en su siguiente gran proyecto: la película Bichos. El equipo creativo, liderado por John Lasseter, se dedicó por completo a este nuevo largometraje. Para la secuela de Toy Story, Pixar asignó un equipo diferente, con gran talento, pero sin la experiencia y la cohesión que el equipo original había desarrollado.
La idea de Toy Story 2 era, inicialmente, solo una película para video doméstico. Sin embargo, el guion era, según el propio Catmull, «desastroso». A pesar de contar con talentosos artistas y guionistas, el proyecto no lograba encontrar un camino digno de la primera película. Pasaron varios meses, y las múltiples oportunidades que se le dieron al equipo para mejorar la historia no tuvieron éxito. El proyecto estaba estancándose.
Fue solo después del estreno de Bichos (que también fue un éxito) que el equipo creativo original, liderado por Lasseter, tomó el control de Toy Story 2. Su primera decisión audaz fue elevar el proyecto a una película de cine, no de video, negociando con Disney para su distribución. Lo más importante fue que este equipo regresó a los principios básicos que los llevaron al éxito de la primera película: una colaboración inquebrantable, una honestidad brutal y un compromiso con la iteración.
En cuestión de meses, el equipo original transformó por completo el guion, dándole la calidad, el humor y la emoción que la hicieron un clásico. El éxito de Toy Story 2 demostró que el talento individual es importante, pero es la cultura de equipo la que determina si una idea se convierte en una obra maestra o se queda en el camino.
La aplicación en tu organización: Tres principios para un equipo imparable
Como líder, tu mayor desafío no es encontrar la idea perfecta, sino construir un equipo capaz de crearla. Aquí te dejo tres principios clave que puedes aplicar en tu organización, inspirados en la filosofía de Pixar:
- Fomenta la honestidad sin jerarquía: Crea espacios seguros donde tu equipo pueda dar y recibir retroalimentación constructiva sin temor a represalias. Como el Braintrust de Pixar, tu objetivo debe ser ayudar a los miembros de tu equipo a mejorar sus propias ideas, no imponerles las tuyas. El fracaso no es el fin del mundo, es una oportunidad de crecimiento.
- Confía en el proceso de iteración: Las mejores soluciones rara vez aparecen en el primer intento. Anima a tu equipo a probar, fallar y volver a intentarlo. En Pixar, el error se ve como una parte natural del proceso. Aceptar que las ideas iniciales serán mediocres es el primer paso para llegar a una gran solución.
- Prioriza el talento sobre la idea: En la etapa de contratación, busca a personas que sean no solo expertas en su campo, sino que también tengan la humildad para recibir críticas y la valentía para ofrecerlas. Un equipo lleno de talento, pero sin la cultura adecuada, se estancará.
El éxito de Pixar es un recordatorio de que la innovación no es un destello de genialidad, sino el resultado del trabajo duro, la confianza y la colaboración. Los líderes que inspiran a sus equipos a mejorar ideas, en lugar de obsesionarse con encontrarlas, son los que realmente construyen un futuro exitoso.