Airbnb, fundada en 2008, enfrentó serias dificultades en 2009 con solo 100 reservas semanales. Los fundadores, Chesky y Gebbia, se dieron cuenta de que el problema radicaba en la experiencia emocional del usuario, no en la tecnología. En Nueva York, descubrieron que las fotos de los alojamientos estaban afectando la confianza. Tras alquilar una cámara profesional y fotografiar 25 espacios, las reservas se duplicaron en 48 horas. Eventualmente, establecieron un programa de fotógrafos freelance que llevó a un crecimiento explosivo en ingresos y reservas. Aprendieron que la empatía, la calidad y la innovación son claves para el éxito empresarial.
Cómo Airbnb usó Design Thinking para salvar su negocio y revolucionar la experiencia del usuario